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"Morir por la Patria es vivir"

"Morir por la Patria es vivir"

(Publicado por Hernán Bosch en tiempo21.cu, agosto 14 de 2017)

Esta hermosa frase, que constituye el último verso de la primera cuarteta del Himno Nacional de Cuba, ha sido inmortalizada y tiene permanente vigencia en la larga historia de luchas por su plena independencia que ha sostenido el pueblo cubano a lo largo de siglo y medio de enfrentamiento a sus opresores: en el siglo XIX, contra los colonialistas españoles y, desde la fundación en 1902 de la «seudorrepública», durante casi seis décadas, contra el imperialismo yanqui y la oligarquía criolla  que, en contubernio, se apoderaron de los recursos naturales del país y convirtieron a la Isla en una neocolonia de Estados Unidos.

Y esa frase se ha convertido en un símbolo inmarcesible porque los cubanos, que en su inmensa mayoría somos patriotas y amamos entrañablemente nuestro terruño, no olvidamos y hemos sabido honrar siempre a los héroes y mártires que han entregado sus vidas en estos años de batalla por nuestra soberanía.

Este lunes 14 de agosto, precisamente, se cumplen 150 años del nacimiento de la bella historia que dio lugar a la creación del Himno Nacional de Cuba, un hecho cultural y político de trascendental significación para cualquier nación y, en este caso, en la heroica tradición de luchas libertarias del pueblo cubano.

Se trata de la composición por el abogado y patriota bayamés Pedro Figueredo (Perucho), en un día como este de 1867, de la música de una marcha que se convertiría en el Himno Nacional.

Según la versión del hecho publicada por el historiador cubano Ramiro Guerra, el 13 de agosto de ese año, durante una reunión del Comité Revolucionario de Bayamo en la que además de Perucho participaron entre otros los también connotados patriotas Francisco Maceo Osorio y Francisco Vicente Aguilera, se acordó componer un himno que, al igual que lo consiguió en su tiempo La Marsellesa, en Francia, enardeciera los ánimos de los revolucionarios que se preparaban en Cuba para la lucha contra la dominación española.

Apenas unas horas después, en la madrugada del día 14 de agosto de 1867, hace hoy 150 años, Figueredo compuso al piano la melodía del Himno, llamado inicialmente Himno de Bayamo o La Bayamesa, en alusión al lugar donde nacía la rebeldía nacional contra el colonialismo español, y devenido Himno Nacional de Cuba.

Unos meses después, en mayo de 1868, Figueredo le solicitó al músico Manuel Muñoz Cedeño que orquestara las notas compuestas por él, y a partir de entonces aquella marcha, aquel canto de guerra y de victoria, comenzó a exaltar el sentimiento patrio.

La acogida del Himno entre quienes se alistaban en Bayamo para liberar a la Isla del régimen colonial fue de tal magnitud, que Perucho decidió conversar con el padre José Batista para interpretarla al finalizar una misa especial que se efectuaría el 11 de junio en la Iglesia Mayor de Bayamo, en ocasión de las festividades del Corpus Christie, que culminarían con el Te déum, en el que estaría presente el gobernador español, Julián Udaeta, casado con una cubana.

El gobernador se sorprendió al escuchar aquella pieza musical y mandó a buscar al director de la orquesta, quien le informó que era una marcha compuesta por el señor Pedro Figueredo.

Udaeta objetó a Figueredo que aquel himno no se parecía en nada a un cántico religioso y sí mucho a una marcha de guerra, a lo que el patriota respondió: «Usted no puede determinar que este sea un canto de guerra, puesto que no es músico».

El gobernador español quedó entonces con la duda, y aquella marcha comenzó a popularizarse y se tocaba en los actos de la Sociedad Filarmónica de Bayamo, institución cultural fundada en 1851 y de cuya directiva formaban parte el propio Perucho Figueredo y Carlos Manuel de Céspedes, quien encabezaría el 10 de octubre de 1868, en su ingenio La Demajagua, el alzamiento que dio inicio a la contienda armada contra el régimen colonialista.

Catorce meses después de creada la melodía del himno, durante la celebración de la Toma de Bayamo por las fuerzas insurrectas mambisas el 20 de octubre de 1868, Perucho le incluyó la letra a aquella marcha, cantada ese día por primera vez por la población, con lo cual se completó el surgimiento del Himno Nacional, que junto a la Bandera de la estrella solitaria y el Escudo de la palma real, integra los Símbolos Nacionales de Cuba.

El estreno oficial de la marcha, sin embargo, ocurrió unos días después, el 8 de noviembre de 1868, cuando la interpretó en el atrio de la Parroquial Mayor de Bayamo la banda de Manuel Muñoz y un coro integrado por seis muchachas negras e igual cantidad de blancas.

Así nació el Himno Nacional de Cuba, ese que ha sembrado en los corazones de la mayoría de los cubanos la firme convicción de que «morir por la patria es vivir».

 

 

 

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