Gabriela Mistral: primer intelectual latinoamericano con el Premio Nobel de Literatura
(Publicado por Hernán Bosch en tiempo21.cu, eneto 10 de 2017)
Lucila Godoy Alcayaga, luego mundialmente conocida por el seudónimo de Gabriela Mistral, había nacido el 7 de abril de 1889 en Vicuña, región de Coquimbo, Chile, y era hija del maestro de escuela Juan Jerónimo Godoy y de la modista Petronila Alcayaga.
Según datos biográficos que aparecen en varios sitios de Internet, su infancia y juventud estuvieron marcadas por hechos traumáticos como el abandono del hogar por el padre cuando aún sólo tenía 3 años y, más tarde, el suicidio de su novio, el obrero ferroviario Romelio Ureta Carvajal.
Estas adversidades no impidieron que la joven Lucila fuera logrando una sólida formación cultural autodidacta, en la cual influyeron las enseñanzas de su hermanastra Emelina Molina Alcayaga, mucho mayor que ella, la labor que desde muy jovencita fue desempeñando como maestra en varias escuelas, y su amistad con el periodista Bernardo Ossandón, quien le permitió acceder libremente a su magnífica biblioteca y le brindó orientación para que Gabriela publicara en el periódico El Coquimbo sus primeros artículos y poemas, todavía con el nombre de Lucila Godoy.
En 1908 Lucila figuraba ya en la antología Literatura Coquimbana, de Carlos Soto Ayala. Continuó escribiendo y, paralelamente, en 1910, rindió examen en la Escuela Normal de Santiago y fue profesora de primaria en Barrancas. Luego, en 1912, se trasladó al Liceo de Antofagasta, donde enseñó Historia y además fue inspectora general. Ese mismo año fue nombrada inspectora y profesora de Castellano en el Liceo de Los Andes.
Sus progresos en la profesión docente iban aparejados con el desarrollo de su producción literaria, que incrementaba notablemente su calidad.
Pero su primer gran éxito literario fuera del ámbito regional ocurrió en diciembre de 1914, cuando obtuvo el Primer Premio en el concurso de literatura de los “Juegos Florales” de Santiago de Chile, con sus Sonetos de la Muerte. A partir de entonces comenzó a utilizar el seudónimo de Gabriela Mistral, según algunos de sus biógrafos en homenaje a dos de sus poetas favoritos, el italiano Gabriele D’Annunzio y el francés Frédéric Mistral.
Se inició, con ese triunfo, la etapa más fecunda de su carrera literaria, que entre otros libros de poemas o títulos incluye Desolación, Lecturas para mujeres, Ternura, Tala, Todas íbamos a ser reinas, Antología, Lagar, Poema de Chile, Almácigo y Niña errante.
Muchos especialistas literarios y estudiosos de su obra poética coinciden en señalar que tenía tendencias modernistas en sus inicios, pero luego derivó hacia un estilo muy personal, de gran originalidad, con un lenguaje coloquial y simple, de gran musicalidad y un simbolismo muy conectado a las tradiciones folclóricas de su tierra.
A su fructífero quehacer como pedagoga, poeta y escritora, la eminente intelectual chilena sumó también una vida muy activa como diplomática en varios países del mundo. Fue, además, una defensora de los derechos de la mujer, amante de los niños (a quienes fue dirigida buena parte de su obra) y una opositora activa del fascismo.
Entre sus más altos reconocimientos, además del Premio Nobel de Literatura, en 1945, figuran el de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Florencia, el Mills College de California (1947) y la Universidad de Columbia (1954), y el Premio Nacional de Literatura de Chile (1951).
Gabriela Mistral falleció 10 de enero de 1957, hace hoy 60 años, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.
Con posterioridad otros cinco escritores latinoamericanos recibirían el Premio Nobel de Literatura. Ellos fueron Miguel Ángel Asturias (Guatemala) en 1967, Pablo Neruda (Chile, 1971), Gabriel García Márquez (Colombia, 1982), Octavio Paz (México, 1990) y Mario Vargas Llosa (Perú, 2010).
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