Estadísticas del béisbol: "frías", pero imparciales
(Publicado por Hernán Bosch en tiempo21.cu, noviembre 15 de 2011)
Es indudable que resultan muy difíciles y subjetivas las comparaciones entre peloteros, fundamentalmente cuando se trata de hombres que jugaron en diferentes etapas, con distintas pelotas o bates, estrategias de juego y condiciones en general, elementos que, sin embargo, se esgrimen a menudo para ensalzar o demeritar la labor de determinado jugador.
Pero, ante esa disyuntiva, no queda otra alternativa que recurrir a las estadísticas, a los llamados “numeritos”, que aunque son calificados por muchos de “fríos”, constituyen el elemento más “objetivo” a la hora de analizar el historial de cualquier atleta.
Cuando revisamos las estadísticas que nos proporciona la excelente Guía Oficial de Béisbol en Cuba, podemos encontrar revelaciones inesperadas y casos muy curiosos.
Por ejemplo, si usted le pregunta a varios seguidores del deporte nacional a quién considera mejor bateador entre Agustín Marquetti y Ermidelio Urrutia, seguramente la mayoría se inclinará por el afamado integrante de los conjuntos de La Habana, que llegó a ocupar el cuarto turno en la alineación del equipo Cuba y decidió partidos memorables tanto con su equipo Industriales como con la Selección nacional.
Sin embargo, los numeritos, con su “frialdad”, están totalmente a favor del poco fornido jardinero de Las Tunas, quien pese a jugar en sólo 16 series nacionales, seis menos que el inicialista habanero (22), y tener cerca de mil 600 veces al bate menos, lo superó de por vida en cuadrangulares (221 Urrutia y 207 Marquetti), triples (38-31), slugging (506-431) y average (310-288).
Otro caso llamativo es el de los no menos estelares Germán Mesa y Eduardo Paret, cuya comparación resulta más “objetiva”, porque ambos se desempeñaron como torpederos.
La mayoría reconoce que Paret fue superior a Mesa como bateador, con average de 292 en 21 series, por 285 Germán en 16 campañas, además de que el villaclareño, primer bate del “Cuba” en varios eventos internacionales, también rindió en esa función y llegó, incluso, a ser líder de los bateadores en un Campeonato Mundial.
Pero lo más significativo es que, pese a la estelaridad defensiva de Germán, reconocida por todos, Paret también evidenció un accionar más eficiente en este esencial factor del juego, pues cometió de por vida sólo 260 errores en más de nueve mil 100 lances, con un average formidable para un torpedero de larga trayectoria (972), mientras el capitalino pifió en 247 ocasiones en seis mil 805 lances, para 964, también bueno para un short stop, pero inferior al logrado por el del centro del país.
Hay otros muchos ejemplos de este tipo, que incluyen a jardineros, receptores o lanzadores, pero consideramos que estos dos casos son bastante ilustrativos, y demuestran lo reveladoras que son las estadísticas.
Lo que resulta incuestionable es que no sólo la oportunidad o la espectacularidad a la hora de decidir un juego con un batazo o realizar fildeos de leyenda, o el carisma personal -que junto a la calidad del jugador es innegablemente un factor que contribuye mucho a ganar las simpatías de la afición y la promoción de los medios de prensa-, determinan la calidad que, durante toda su carrera deportiva, demuestra un pelotero.
Las estadísticas podrán ser “frías”, pero también son un buen medidor y, sobre todo, imparciales.
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