Por Hernán Bosch, desde Venezuela, especial para Jit.
Mayo de 2007
Caracas.- DURANTE estos días de ajetreo entre una y otra instalación deportiva de los II Juegos del ALBA, hemos tenido oportunidad de conversar con dos leyendas de la pelota cubana: los jonroneros Miguel Cuevas y Lázaro Junco.
Ellos, quienes prestan colaboración en este hermano país sudamericano, han estado presentes como invitados en los partidos de varios deportes y, por supuesto, no se perdieron ninguno de los encuentros del béisbol.
Cuevas, natural de Camagüey, jugó en las primeras 13 Series Nacionales (1962-1974), y fue uno de los principales jonroneros e impulsores de carreras en esos años iniciales del gran clásico beisbolero cubano.
Junco, oriundo de Matanzas, tiene el honor de integrar, junto a Orestes Kindelán y Omar Linares, el trío de bateadores cubanos que han conectado más de 400 jonrones durante su vida activa.
El primero de ellos lleva 27 meses en el Estado venezolano de Anzoátegui, y expresa que se siente muy bien porque "los jóvenes han asimilado aquí las experiencias que le he podido transmitir".
Mientras, el matancero está ubicado hace seis meses en el Estado de Falcón, y allí trabaja en el programa Barrio Adentro Deportivo, en el cual dirige la práctica de diversos ejercicios físicos para niños y adultos mayores pero, aclara, "dedico dos horas diarias a la enseñanza de la técnica del béisbol, que es la esencia de mi vida".
Ambos coincidieron en elogiar la idea de efectuar estos Juegos Deportivos del ALBA, que consideran un vehículo idóneo no solo para desarrollar el deporte, sino para fomentar la amistad entre los pueblos de América.
Como parte de ese hermoso empeño, Cuevas y Junco no han perdido la "manía" de batear largo, y hoy conectan cada día sendos jonrones en aras de contribuir a fortalecer la hermandad entre los pueblos de Cuba y Venezuela. |
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