Guayasamín: artista universal alineado a las más justas causas
(Publicado por Hernán Bosch en tiempo21.cu, marzo 2014)
Cuando el pequeño Oswaldo, antes de los ocho años de edad, realizaba ya caricaturas de sus maestros y compañeros de estudios en la educación primaria, nadie podía imaginar que esa temprana vocación artística llegaría a convertirlo en uno de los más eminentes pintores de América y en un creador cuyas obras alcanzaron reconocimiento universal.
Primero de los 10 hijos de la humilde pareja integrada por José Miguel Guayasamín, de origen indígena, y la mestiza Dolores Calero, Oswaldo nació el seis de julio de 1919 en Quito, la capital de Ecuador, y pese a la oposición de su padre, quien trabajaba como carpintero y, más tarde, como taxista y camionero, ingresa en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal en la que en 1941, tras haber seguido también estudios de arquitectura, obtuvo el diploma de pintor y escultor.
Su vida profesional se inicia con su primera exposición personal, realizada en Quito en 1942, a la edad de 23 años, que fue considerada por la crítica como un enfrentamiento a la línea oficial de la Escuela de Bellas Artes. Sin embargo, el multimillonario estadounidense Nelson Rockefeller, impresionado por la obra, compró varios cuadros y ayudó en el futuro a Guayasamín, quien trabajó en Estados Unidos durante varios meses y con el dinero allí ganado viajó a México, donde conoció al afamado maestro Orozco, que lo aceptó como su asistente, lo que le posibilitó al joven ecuatoriano adquirir fructíferos conocimientos y experiencias.
En esta época Guayasamín entabla también amistad con Pablo Neruda y otras figuras cimeras de la cultura latinoamericana, y emprende un viaje por Perú, Brasil, Chile, Argentina y otros países del continente, que le posibilita apreciar en todos ellos la opresión en que vivían las clases desposeídas, fundamentalmente los indígenas, temática que luego sería recurrente y medular en su extraordinaria labor pictórica.
Según una síntesis de su quehacer artístico aparecida en la enciclopedia digital Wikipedia, la obra de Guayasamín se divide en tres grandes etapas:
1.- Huacayñán (“El camino del llanto”), que es una serie de más de 100 cuadros pintados después de recorrer durante dos años Latinoamérica, que gira en torno a la temática del indígena, el negro y el mestizo en América.
2.- “La Edad de la Ira”, serie cuyos temas fundamentales son las guerras y la violencia, lo que el hombre hace en contra del hombre.
3.- “Mientras vivo siempre te recuerdo” se denomina esta tercera gran etapa, también conocida como “La Edad de la Ternura”, serie que Guayasamín dedica a su madre y a las madres del mundo, constituida también por más de un centenar de cuadros en los que podemos apreciar colores más vivos, que reflejan el amor y la ternura entre madres e hijos, y la inocencia de los niños.
Durante su fructífera vida artística, Oswaldo Guayasamín realizó cerca de 180 exposiciones individuales en museos de prácticamente todas las capitales de América y también en varios de los principales de Europa, entre ellos los de Leningrado, Moscú, Praga, Roma, Madrid, Barcelona y Varsovia.
Fue amigo personal de importantes personalidades del mundo y retrató a algunas de ellas, como Fidel Castro, François y Danielle Mitterrand, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Rigoberta Menchú, Mercedes Sosa, el rey Juan Carlos y la princesa Carolina de Mónaco.
Obtuvo innumerables lauros y distinciones, entre los que sobresalen el Premio Mejor Pintor de Sudamérica (1957), concedido por la Bienal de Sao Paulo, Brasil, Premio "Eugenio Espejo", el principal galardón cultural otorgado por el Gobierno ecuatoriano, doctorados Honoris Causa de Universidades de América y Europa, Gran Premio del Salón de Honor de la II Bienal de Pintura, Escultura y Grabado de México, un galardón que significó el comienzo de su proyección internacional, y la Condecoración del gobierno de Francia, que por primera vez se concedió a un artista latinoamericano.
En ocasión de cumplirse este 10 de marzo el decimoquinto aniversario de su fallecimiento, vale recordar que independientemente de su valiosa y monumental obra artística, Oswaldo Guayasamín fue un hombre que se alineó junto a las más justas causas de la humanidad, pues siempre denunció la opresión en que vivían las clases más desposeídas de América, fundamentalmente los indígenas, y los horrores de la guerra y las injusticias que afligen a la humanidad.
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